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Los videojuegos en Nintendo o Play Station llamaron la atención de Joel (19) a los 12 años; pero fueron los juegos en red –principalmente de estrategia porque le gustaba competir con otras personas- los que lo aprisionaron desde la secundaria. Ahí conoció a los famosos “Rakion”, “Gun Bound” y “Wolf Team” gracias al incentivo de un amigo.

 

“‘Qué tal si vamos a una cabina de Internet y te reto’ […] Y yo me acuerdo que me ganó; pero yo me quedé con esa iniciativa. Oye, me ganó; pero por qué, si yo le puedo ganar. A la segunda vez que fui, no me quedé atrás. Pude agarrar un poco más de ventaja y le gané. Yo me acuerdo que ese juego se llamaba ‘Counter Strike’”, recuerda el joven.

 

Así empezó su camino llegando a jugar más de cinco horas por día y hasta desvelándose. Como no tenía Internet en casa –“felizmente”-, iba a la de su primo adueñándose prácticamente de su computadora. Y aunque asegura que nunca cogió dinero ajeno para lo que se convirtió en su vicio, confiesa que sí se sentía frustrado cuando no tenía recursos para ir a una cabina pública.

 

“Por ejemplo, saliendo del colegio, tenía que ir a almorzar a casa y no iba. Mi mamá se preocupaba, me llamaba al celular, yo lo apagaba. Llegaba a mentir. Decía ‘sí, estoy en el colegio, estoy en la biblioteca, haciendo unos trabajos’ cuando estaba metido jugando un juego en red, porque estaba en un concurso”, añade. Justamente, ganaba competencias y de ahí obtenía dinero.

 

Pero a los 15 años se empezó a dar cuenta de que algo andaba mal y “a iniciativa propia” buscó ayuda. Hoy, Joel lleva dos meses de tratamiento ambulatorio en el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado – Hideyo Noguchi, en donde dice sentirse bien y consciente de que tiene que abocarse más a su progreso como persona. Es más, el joven que trabajó como barman y estudia inglés confiesa: “Hace ya más de seis meses que no juego”.

COMENZÓ CON UN “TE RETO”

Fuente: El Comercio